Las vigentes campeonas del mundo llegaban a los Juegos Olímpicos con el cartel de favoritas pese a que las propias jugadoras se encargaban en todas las entrevistas de recordar que esa presión que se les otorgaba no era digna de un equipo que debutaba en competición olímpica. Aun así, por plantilla y por el juego desplegado los últimos meses, España tenía la obligación, como mínimo, de ganar medalla. Y es que sin duda era una de las grandes apuestas de la delegación española.
Después de eliminar a Colombia en cuartos de final, con remontada incluida tras llegar a perder por dos goles a cero y con una tanda de penaltis de infarto, todo parecía encarrilado para que España peleará con el oro. El último obstáculo antes de la final era Brasil, selección a la que las de Montse Tomé ya le habían ganado hacía menos de una semana en el último partido de la Fase de Grupos.
Pero en el fútbol, todo cambia de la noche a la mañana. España se encontró con su peor versión en el día más importante, en el día en que no se podía fallar. Brasil pasó por encima de la selección española (4-2) y no dio prácticamente opciones a una España que se mostró impotente sobre el césped del Velodrome.
Cada contragolpe de la Canarinha era un drama para la defensa española que se vio superada desde que arrancó el partido. Una debacle inesperada y que puede abrir un punto de reflexión en torno a un equipo nacional, que sin que pueda servir de excusa, ha llegado fundido a este tramo final de temporada tras un curso larguísimo con la LigaF y la Champions League.
Pero dicen que un triunfador no es aquel que gana, sino el que se levanta cuando cae. Y eso es precisamente lo que debe hacer ahora la selección española. Por delante todavía está el reto de ganar medalla olímpica, la primera en la historia del fútbol femenino. Un bronce que sería mágico para una generación que ha cambiado el fútbol femenino en España y que está logrando ser referente para mucha gente.
El duelo ante Alemania, que cayó ante Estados Unidos en la otra semifinal por un tanto de Sophia Smith en la prórroga, se convierte ahora en un partido a vida o muerte para España. Hay que pasar página y mirar hacia el futuro porque ganar una medalla de bronce no pasa cada día, y esta generación de futbolistas merece cerrar el ciclo con un podio olímpico.
La final de consolación de fútbol masculino de los Juegos Olímpicos de París entre España y Alemania se jugará viernes 9 de agosto a las 15.00 horas en el Estadio de Lyon.
El partido que decidirá al ganador del bronce olímpico entre España y Alemania se podrá ver a través de la 1 de RTVE.
