De Fiorito a San Paolo y de San Paolo al Azteca, los 63 años de Diego
Lunes con aires de jugada de todos los tiempos. Un día como hoy hace 63 años nacía en Lanús, sur del Gran Buenos Aires, Diego Armando Maradona, para algunos el más grande futbolista de todas las épocas, pero también un personaje que rompió el molde de lo establecido dentro del juego.
A lo largo de su carrera, Argentinos Juniors, Boca Juniors, FC Barcelona, Napoli, Sevilla, Newell’s, Boca nuevamente y muy especialmente la selección argentina disfrutaron de las pinceladas del Pelusa. Para siempre quedarán episodios como su póker goleador a Hugo Orlando Gatti, la noche de los flashazos contra River, su manera de desparramar a Buyo y romper a Juan José contra el palo en el Bernabéu y sus enfrentamientos contra el norte de Italia, cuando San Paolo se convirtió en su casa.
Personaje con claroscuros, que no dejaba indiferente a nadie. Adorable para todos cuando era Diego, ya no tan querido cuando se convertía en Maradona, como si de un álter ego siniestro se tratara. En esa tesitura de ser Dios y el diablo a la vez, bordó la actuación más icónica que cualquier ser humano haya logrado jamás sobre un terreno de juego. Césped del Estadio Azteca y 120 mil personas el domingo 22 de junio de 1986, en frente los ingleses y los recuerdos de las Malvinas. En un primer alarde de pillería, el Robin Hood albiceleste se suspendió en el aire para ganarle con su puño izquierdo a Shilton. En un segundo alarde de genialidad, el Barrilete Cósmico dejó en el suelo a Hoddle, Reid, Butcher, Fenwick y nuevamente Shilton, para culminar la jugada de todos los tiempos y dejar a la Argentina más encarrerada que nunca rumbo a su segunda Copa del Mundo.
En un mundo en el que lidiaba con tantísima idolatría y que a veces se le volvía insoportable, Diego se volvió propenso a las malas compañías, mismas que le hicieron caer al infierno de las adicciones. Su expulsión del Mundial de Estados Unidos 1994, cuando ya había tenido antecedentes de suspensiones en su trayectoria, fue casi que el cierre del telón de una carrera como jugador que lo tuvo todo, para bien y para mal.
Después de retirarse y entre subidas y bajadas, a Maradona todavía le alcanzó para dirigir a la selección de Argentina en la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010, previo proceso eliminatorio superado. Eso sí, el 4-0 adverso ante Alemania en cuartos de final le dejó muy señalado como entrenador. Aún así, y en plena crisis de adicciones, tuvo algunas otras experiencias en los banquillos como las del Al-Wasl y Fujairah en Emiratos Árabes Unidos, Dorados de Sinaloa en México, y Gimnasia y Esgrima de La Plata, el último club que le rindió pleitesía antes de su partida.
Diego Armando Maradona nos dejó el miércoles 25 de noviembre de 2020, sin embargo, su presencia en el planeta fútbol es eterna. Hoy, a 63 años de su nacimiento, nos acordamos del genio que nos tocó disfrutar, ya sea en directo o en archivo, aquel artista capaz de hacerle un gol desde el centro del campo a Inglaterra en unos cuartos de final de Copa del Mundo, o de ese ladrón a quien Dios le concedió su mano y 100 años de perdón aquel día, o del héroe que se infiltraba él mismo el tobillo para jugar la Final de Italia 1990 contra Alemania Federal o simplemente de aquel buen compañero que siempre saldría a dar la cara por su plantilla. Porque la pelota no se mancha, para el pueblo lo mejor, Diego Armando Maradó.