El recambio de Bélgica: ¿hay vida después de la generación dorada?
Por casi una década, la selección belga ha sido catalogada como un representativo con el potencial de llegar lejos en las grandes competiciones: Eurocopas y Copas del Mundo. Seis años después de su exitosa -aunque finalmente amarga- trayectoria en Rusia 2018, parece claro que la generación dorada de los Diablos Rojos ha terminado. Una sentencia que podría sonar catastrofista, pero que en el fondo entraña un halo de esperanza.
El ascenso de Bélgica a los máximos escalones en el ámbito de selecciones no fue una mera casualidad. Michel Sablon, director técnico de la Unión Real Belga de Sociedades de Fútbol Asociación (KBVB/URBSFA), desarrolló un plan para elevar el estatus de aquel fútbol al mismo que ostentan las grandes potencias. A pesar de reconocer que sus ideas podían sonar radicales, Sablon perseveró.
En septiembre de 2006, Sablon comenzó a idear un plan para revolucionar al fútbol belga. El dirigente construyó un manual con base en las ideas recopiladas durante sus visitas a las mejores academias de Francia, Países Bajos y Alemania.
Una vez completado su muestrario, Sablon presentó su plan a los clubes belgas y escuelas. Una de sus recomendaciones fue implementar el sistema 1-4-3-3 en las categorías juveniles, para cotejarlo con el dibujo utilizado por la selección absoluta.
Igualmente, Sablon animó a los entrenadores del fútbol base belga a enfocarse en el desarrollo de los jugadores más que en los resultados. También propuso que una vez que un jugador pasara a la siguiente categoría, no pudiera volver a la anterior, más allá de la edad que tuviera.
Pese a tener que afrontar la crítica de los medios de comunicación y dentro de la federación, fue el propio fútbol belga el que comenzó a cosechar los resultados de aquel plan de Sablon con el transcurrir de los años.
Tradicionalmente, las representaciones sub-17 y sub-19 de Bélgica ocupaban un tercer nivel en el escalafón internacional, sin embargo, hacia 2009 comenzaron a meterse entre las diez mejores selecciones de su categoría. La causa era simple: Bélgica comenzó a formar mejores futbolistas.
Esta mejora benefició no sólo a las selecciones nacionales, sino también a los jugadores de manera individual. En 2008, solamente Vincent Kompany y Marouane Fellaini se desempeñaban en la Premier League. Seis años después, 12 jugadores belgas ya integraban la liga más prolífica a nivel económico del mundo.
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— Chelsea FC (@ChelseaFC) July 3, 2020
Una época duradera
La decisión de Sablon sobre presentar un proyecto a mediano – largo plazo se produjo en el contexto de años en los que Bélgica ni siquiera competía en el aparador internacional. De hecho, la Capa del Mundo de Brasil 2014 fue apenas la primera participación de los Diablos Rojos en un gran torneo desde que llegaran a los octavos de final en República de Corea – Japón 2002.
A partir de aquel 2014, la generación dorada mantuvo al fútbol belga entre los favoritos en cada competición mayor, ya fuera en Eurocopas o Mundiales. Hubo incluso los que creyeron que podrían preservar esa aureola hasta esta Eurocopa 2024, donde se quedaron cerca de irse a la prórroga en los octavos de final frente a Francia, aunque mostrándose como un equipo con poco espíritu en su grupo y en el cruce ante un combinado galo también decepcionante.
De cara a esta justa continental en Alemania, sólo cinco miembros de aquella camada portentosa estuvieron considerados en la convocatoria de Domenico Tedesco: Jan Vertonghen, Axel Witsel, Kevin De Bruyne, Yannick Carrasco y Romelu Lukaku.
Por contraparte, triste es la historia de aquellos que no llegaron a la gran cita de este verano. Algunos como Eden Hazard -con todo y la gran proyección que llegó a tener- ya se han retirado, otros como Thibaut Courtois mantienen un conflicto con el vestuario, y los restantes simplemente ya no están al nivel requerido, tal es el caso de Dries Mertens.
Para más inri, únicamente Vertonghen, De Bruyne y Lukaku desarrollaron un papel significativo. Witsel no pudo estar a disposición de Tedesco en ningún partido, debido a una lesión, y Carrasco no fue capaz de consolidarse en el once inicial de manera estable.
Por lo tanto, es sensato decir que este campeonato europeo marcó de manera oficial el final de la generación dorada del fútbol belga. Más aún, Vertonghen ya ha hecho oficial su retiro del fútbol internacional, mientras que De Bruyne podría hacerlo una vez que haya completado su etapa de descanso, previo al inicio de la temporada 2024/25. Por otra parte, tampoco sorprendería que Lukaku diera un paso al frente en este sentido, después de los rumores posteriores a la anterior Euro y Mundial.
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— Belgian Red Devils (@BelRedDevils) July 5, 2024
Más allá de este desenlace insípido, la generación dorada llevó a Bélgica a alturas a las que no llegaba desde la década de los ochenta, cuando los Diablos Rojos cayeron en la Final de la Eurocopa 1980 ante Alemania Federal y fueron semifinalistas de la Copa del Mundo de México 1986, siendo apeados por una mágica actuación de Diego Armando Maradona.
La luz al final del túnel
Más allá de la desilusión por no haber conseguido un trofeo, el final de esta era representa una oportunidad para Bélgica pueda hacer un recambio de garantías, con la ventaja de que las bases ya están bien asentadas. Las nuevas generaciones vienen asomando de la mano de futbolistas como Jérémy Doku, quien está convertido en el jugador más picante que tiene hoy en día el Manchester City en ataque, con permiso de Erling Braut Håland.
Existe la Esperanza de que así como Robert Martínez, bajo cuya batuta estuvo el destino de la generación dorada por muchos años, el nuevo seleccionador, Domenico Tedesco, pueda ser el líder que necesita esta hornada.
Es cierto que se puede pensarse que al entrenador italiano le hace falta experiencia, pues únicamente tiene 38 años y el de este verano en Alemania supuso su primera gran competición, sin embargo, se tiene confianza en que vaya curtiéndose, precisamente en citas como esta.
Aunque la continuidad de Tedesco no es algo seguro al ciento por ciento, los expertos del fútbol belga coinciden que en que agotará su vínculo con la KBVB/URBSFA, el cual va hasta 2026. Sobre este respecto, la federación tomará una decisión en las próximas semanas. Eso sí, ha trascendido que la decisión de la permanencia de Tedesco responde más a lo costosa que sería la rescisión que a un entusiasmo por lo que el italiano pueda realmente ofrecer.
Viendo el vaso medio lleno, el final de esta gran camada podría retirar el gran peso que viene cargando Bélgica en los últimos años. Es verdad que la obligación seguirá estando puesta en clasificarse para las Eurocopas y Mundiales, pero participar de esas competiciones sin la losa que supone el favoritismo puede ser un respiro. Después de todo, siempre es más fácil hacer cosas relevantes cuando se espera poco de un equipo.