Si algo tiene de bonito el mundo del deporte es que es imprevisible, que puede pasar cualquier cosa. Que las teorías no existes. Las sorpresas que rompen los esquemas previos a los partidos y aquellos equipos pequeños que son capaces de pasar por encima de los grandes, son una de aquellas cosas que hacen mágica esta bendita locura.
Y sí, las sorpresas han existido, existen y existirán, pero para la selección de Estados Unidos de baloncesto, este término parece no tener cabida en su diccionario. Porque si, suena prácticamente imposible que alguien sea capaz de meter mano a un equipo que va con la sexta marcha puesta hacia la medalla de oro en París 2024. Sin prácticamente despeinarse, los americanos están demostrando que son una máquina imparable.
Su última víctima antes de lograr billete para semifinales y quedarse a solo dos partidos del gran objetivo del oro fue Brasil. 87-122, así de rápido se dice. Los de Steve Kerr pasaron sin piedad por encima de la selección carioca y ahora les espera Serbia, a la que ya avasallaron en la fase de grupos en Lille.
Estados Unidos quiere mantener la hegemonía en el mundo del baloncesto y demostrar que lo que pasó en el último mundial fue un simple tropiezo. Pese a que la realidad es que si los americanos hubieran ido al Campeonato del Mundo con la misma plantilla que hay ahora en París, otro gallo hubiera cantado.
Y es que desde Barcelona 92’, los americanos han mandado prácticamente siempre en los Juegos Olímpicos. A la que los jugadores NBA empezaron a disputar las olimpiadas, los americanos se han llevado siete de los ocho campeonatos disputados. Todos excepto Atenas 2004 cuando Argentina logró llevarse el oro con jugadores como Manu Ginóbili, Fabricio Oberto, Luis Scola, Andrés Nocioni o Carlos Delfino.
Ahora, con un equipo plagado de estrellas con LeBron James, Stephen Curry, Kevin Durant, Joel Embiid, Jayson Tatum, Kawhi Leonard, Devin Booker y compañía, Estados Unidos quiere su quinto oro consecutivo tras los ganados en Pekín, Londres, Río de Janeiro y Tokio.
La próxima prueba será Serbia, la selección de Jokin. Y en el otro lado del cuadro, Francia y Alemania pelearán por tratar de tumbar la hipotética final a una selección americana plagada de estrellas y que ha demostrado que es prácticamente imposible de vencer.
La semifinal entre Estados Unidos y Serbia de baloncesto se jugará viernes 9 de agosto a las 21.00 horas en París.
El partido de semifinales entre Estados Unidos y Serbia de baloncesto se podrá ver a través de la 1 de RTVE.
