Inglaterra se consagró campeona del mundo el domingo 30 de julio de 1966, al vencer a Alemania Federal por 4-2 en la prórroga de Wembley. Su único título grande. Fuente: Imago – Art  Rickerby/The  LIFE  Picture  Collection
Inglaterra se consagró campeona del mundo el domingo 30 de julio de 1966, al vencer a Alemania Federal por 4-2 en la prórroga de Wembley. Su único título grande. Fuente: Imago – Art Rickerby/The LIFE Picture Collection

Héroes de un solo día

Fútbol Héctor Alcaraz noviembre 22, 2023

El idilio del balompié con la música es una de esas cosas mágicas que vuelven tan único al arte de la pelota. Y ya puestos a hablar del deporte rey y su matrimonio con la melodía, resulta obligatorio recorrer las entrañas de la Inglaterra de 1966, campeona del mundo en su tierra. Posiblemente, la forma de vivir el fútbol más musical de todas en el marco de tiempo más musical de la historia moderna.

Con ocasión de la Eurocopa de aquel año en Francia, en 2016 hablamos con diversos colegas sobre la Inglaterra campeona de 1966. Uno de ellos fue Simon Hanley, el periodista de Newcastle que dejó de estar entre nosotros el primero de enero, pero desde arriba acompaña a su amado Newcastle United.

“En 1966 Alemania era un mejor equipo de fútbol que la selección inglesa, pero era el verano del ‘Swinging London’, una época en la que Londres era probablemente la ciudad más de moda del mundo. Estaban en su mejor momento The Beatles, The Rolling Stones, The Kinks, The Small Faces… En fin, Londres era una ciudad llena de optimismo y tenía que ganar Inglaterra aquel Mundial, aunque les costó muchísimo”, recordaba Hanley, en aquel momento periodista de BeIN Sports.

Otro que también encuadra el máximo éxito del balompié inglés en el contexto musical que se vivía en aquel verano es Paul Giblin. Para el actual comentarista de LaLiga TV, 1966 no sólo fue el año en el que la reglamentadora del fútbol asociación obtuvo su consagración, sino que supuso también una revolución en el estilo de vida de la sociedad de aquel país.

“Al Mundial de 1966 hay que situarlo en el contexto social y sociológico de entonces. Estamos hablando de mitad de los años sesenta, justo cuando empezaba el ‘Swinging London’, toda la música de la época. Todavía en plenos ‘sixties’, Inglaterra había sido una sociedad bastante conservadora y fue ahí donde comenzamos a dejarnos crecer el pelo. En fin, era este ambiente glamuroso que se notaba más en Londres que en el resto del país. En Middlesbrough, por ejemplo, había gente que iba a ver los partidos al campo con corbata”, apuntaba el periodista de Hull.

Tiempos de soberbia y heroísmo

No obstante, la canción que puede que se ajuste más a la realidad histórica del fútbol inglés vería la luz hasta 1977, once años después de que el fútbol inglés viviera su única tarde de gloria, el domingo 30 de julio de 1966. El hit al que nos referimos no es otro que ‘Heroes’, de la leyenda David Bowie (Londres, 8 de enero de 1947 – Nueva York, 10 de enero de 2016).

‘We can be heroes, just for one day’, es lo que reza la estrofa más representativa de aquel tema. Una frase que bien podría caber en el contexto de la victoria inglesa sobre Alemania Federal, pues define perfectamente el momento puntual de gloria de una Football Association que, presa de su soberbia original, nunca terminó de consolidarse en el Olimpo histórico ni por impronta ni por títulos, aunque siempre lo fue por tradición y por haber reglamentado el juego.

“Había una especie de desprecio al fútbol internacional. Los ingleses se consideraban inventores del juego, consideraban que su selección era la mejor del mundo, y entonces por qué vas a competir contra otros países para confirmar una condición que tú mismo asumes que ya la tienes. La palabra soberbia es la palabra exacta para describir nuestro fútbol en aquellas épocas. Es a partir de las primeras participaciones de la selección en Copas del Mundo y de las derrotas contra Hungría cuando el balompié inglés se da cuenta que estaba rezagado en el ámbito internacional”, precisaba Hanley sobre la actitud de los ingleses en el comienzo de su roce con el fútbol del resto del mundo.

Hasta 1950, la camiseta de los Tres Leones nunca había aparecido en una Copa del Mundo. Finalmente, fue en el Mundial de Brasil donde Inglaterra, que sí había participado en todas las ediciones de los British Home Championships desde 1884, hizo su irrupción en el máximo escenario de selecciones del planeta. Y la hizo fracasando rotundamente, ridiculizada en Belo Horizonte por una selección de Estados Unidos que vivía en el anonimato. Tres años después, el fatídico 3-6 en Wembley ante Hungría le iba a costar a Alfred Ramsey ser excluido para siempre como jugador Pross. Sin embargo, nadie se imaginó que en 1966 las paradojas del destino lo iban a inmortalizar como el seleccionador que condujo a Inglaterra a la gloria eterna.

“En un principio, Sir Alf Ramsey formaba parte de la tradición encorsetada del fútbol inglés. Desde esta perspectiva soberbia, a la selección le costaba viajar, entender lo que significaba llevar a una plantilla a otro país para estar un mes, organizar temas de alimentación, transporte, alojamiento y, en general, adaptarse a las nuevas épocas. Esto iba a propiciar que la historia de las primeras participaciones de la selección en los mundiales fuera una de desastre tras desastre y de falta de preparación. Y Ramsey era parte de ello. Después se convertiría en un hombre fundamental en el progreso del balompié inglés. No es santo de mi devoción por su manera de entender el fútbol, pero por primera vez desde inicios del siglo XX esta selección se volvió muy difícil de batir, sin fisuras, con una filosofía muy moderna, de correr y de juego físico”, explicaba Simon.

El legado de Ramsey, Charlton y compañía

El de los hombres de Ramsey, un juego tan moderno como las generaciones que, sin haber vivido aquella gesta, se emocionan con las imágenes a blanco y negro. William Douvey, joven colaborador de BT Sport, sonreía cuando se le recordaba la influencia de Sir Robert Charlton en aquella selección campeona del mundo.

“Por supuesto que me emociono viendo las imágenes del Mundial. Yo soy un fan del Manchester United, así que me pone contento lo que hizo particularmente Bobby Charlton, que es un jugador fantástico del pasado, pero que todavía vive y mantiene sus relaciones con el club. Ver a Charlton y las imágenes de aquella época para mí es algo especial y no es ir demasiado atrás. En fútbol toda la gente tiene sueños y aunque las fotos son en blanco y negro todavía podemos verlas y pensar en algo fantástico”, relataba Douvey también previo a aquella Euro de Francia 2016. Sir Bobby Charlton fue el Manchester United personificado hasta el pasado domingo 21 de octubre, desde ese día es el Manchester United en espíritu.

La crueldad del juego

No obstante, la alegría del chico Douvey es una única luz propia de esta condición de ‘héroes de un solo día’ tan particular del balompié inglés. Una excepción encuadrada en un contexto de derrota y situaciones desgraciadas que hace que el supporter tenga un gusto más amargo a la hora de rememorar la historia de su selección. Al final del día, lo que sigue quedando son recuerdos funestos como los que guarda Paul Giblin, que ha sufrido en sus carnes las constantes decepciones del equipo de La Rosa, tras su conquista de 1966 en Wembley. Especiales resultan las melancolías de Giblin cuando se habla de las eliminaciones de la Copa del Mundo de Italia 1990 y la Eurocopa de Naciones de 1996, esta última teniendo a los ingleses como anfitriones.

“Los partidos contra Alemania, en 1990 y 1996, son dos de las derrotas más dolorosas que recuerdo como aficionado. En Italia, con Sir Bobby Robson, no hay que olvidar que el equipo empezó lentamente, le costó arrancar y luego fue a más. Fue una selección que cambió su estilo, jugó con Mark Wright de líbero contra Egipto, ganó en el último suspiro contra Bélgica y jugó un partido dramático contra Camerún… pero contra Alemania, sigo pensando que jugamos mejor que ellos, que encima encontraron su gol después de un rebote que deja vendido a Shilton y el partido llegó a penaltis. En la Eurocopa lo mismo, una muy buena Inglaterra que casi, casi lo gana en la prórroga. Recuerdo ese balón que no toca Gascoigne por centímetros y luego gana Alemania en penaltis… otra vez. Dos derrotas que a mí me dejan muy pero que muy tocado”.

Hurst, la pelota naranja, la línea de cal y el famoso linier soviético 

En una historia más agria que dulce como lo es la de la selección inglesa, hablar de Alemania es evocar el mejor recuerdo de todos, pero también las tardes más crueles. A partir de la recordada final de Wembley, Die Mannschaft ha eliminado a los insulares en los Mundiales de México 1970, Italia 1990 y Sudáfrica 2010, y en la Eurocopa de Inglaterra 1996. Quizás sea el karma (especialmente pensando en el gol que no le concedieron a Lampard en Sudáfrica 2010) del segundo tanto de Hurst en la prórroga, en una acción en la que no se alcanza a dilucidar, aún hoy en día, si la pelota cruzó o no la línea. Aunque Simon Hanley personalmente no consideraba tan determinante la decisión del árbitro.

“Fue el gol con el famoso linier soviético, que es uno de los mejores personajes de la historia del fútbol inglés. Yo creo que jamás lo vamos a saber (si el balón cruzó la línea o no). Hace poco, quizás un par de años, un programa de televisión dijo tener pruebas científicas de que la pelota no cruza la línea… hasta el propio Geoff Hurst reconoce que las pruebas de este programa demuestran que no fue gol. Sin embargo, esto es utilizar técnicas del siglo XXI para un partido de hace medio siglo. Por aquel entonces no había la posibilidad del ojo de halcón. No habrá sido el primer gol que se haya dado que no debería de subir al electrónico ni el último. Creo que en el fondo no importa demasiado; yo soy de la generación a la que le decían ‘es penalti si lo pita el árbitro y si no, no’. El árbitro tendrá sus razones para convalidarlo y básicamente en Inglaterra nadie cuestiona la validez de aquel gol”, tiraba Hanley, en un mensaje que impresiona por lo profético que pareciera, en dirección a quienes hoy en día defienden el videoarbitraje. Un traje casi hecho a la medida.

La esperanza de un nuevo verano

Ya situándonos en la actualidad, después de clasificar brillantemente para la Euro 2024, en un grupo eliminatorio que la emparejó con Italia y otras selecciones pegajosas, del talante de Ucrania o Macedonia del Norte, está Inglaterra parece una de las favoritas del próximo verano en Alemania. Eso sí, su carácter autosaboteador hace que a muchos les cueste tomarse a la selección de la Rosa en serio, ni siquiera ya en una fase avanzada del torneo, como en Rusia 2018, cuando en semifinales lideraba y era mejor, pero igual terminaba cayendo inexplicablemente a manos de Croacia.

En cualquier caso y como el fútbol es ‘dinámica de lo impensado’, si un domingo 30 de julio de 1966 Geoff Hurst quiso colocar la pelota en el cielo de Wembley y su golpeo le salió por toda la escuadra derecha de Hans Tilkowski, ¿por qué no pensar ahora que un domingo 14 de julio de 2024 a Dios se le ocurra salvar a la reina y en Inglaterra dejen de ser ‘héroes de un solo día’?

Dedicado a la memoria de Sir Robert Charlton y Simon Hanley, cuyos legados en el fútbol asociación y en el periodismo permanecerán vivos por siempre.


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