La selección española sigue imparable en esta Eurocopa 2024. Nada ni nadie es capaz de frenar a una ‘baby’ España que se hizo grande ante la Francia de Mbappé para acceder a la gran final. Los Lamine Yamal, Nico Williams y compañía siguen demostrando que son una generación totalmente desacomplejada, que no teme a grandes como los ‘bleus’ y que ahora van a la caza del título, quien sabe si contra Inglaterra o Países Bajos.
Volvió a ser un gran partido de España para ampliar su leyenda en este europeo de selecciones. Nadie en la historia de la Eurocopa había ganado seis partidos, mucho menos de forma consecutiva- y La Roja lo consiguió rindiendo -otra vez más- a un nivel superlativo.
Y eso que la cosa no empezó de la mejor manera. Francia aprovechó las bajas de España en defensa para adelantarse a las primeras de cambio con un gol de Randal Kolo Muani antes de los diez minutos de juego. Mbappé encaró a Jesús Navas, el sustituto de Carvajal en el lateral derecho, puso un centro medido al segundo palo y allí remató a placer el delantero francés para poner en jaque a La Roja.
Significó un duro golpe para España, que no se amilanó y siguió como siempre en esta Eurocopa, echando mano de su fútbol y con Lamine y Nico abriendo el campo por las bandas. Fue el primero de ellos el que iba a restablecer el orden en el marcador sacándose de la chistera un gol de bandera.
Se encontró con un balón dividido en la parcela central. Amagó con irse a la derecha, acomodó la pelota para su pierna derecha y conectó un zurdazo desde lejísimos que sorprendió a Maignan, hasta entonces el portero menos goleado de la Eurocopa.
De golpe, España se insufló la confianza de los grandes y dio rienda suelta a su juego. Tardó cuatro minutos en volver a ver portería, esta vez con un Dani Olmo que sigue tocado por una varita mágica. El catalán se hizo con un balón suelto en el área y cruzó ante Maignan para desatar la locura en la hinchada española.
Podría decirse que allí terminó el partido, pero no fue así. España tuvo que cambiar de registro ante una Francia pujante y lo hizo sin inmutarse. Se fue blindando para esquivar las acometidas galas y fue desactivando con maestría cada jugada de peligro. Sufrió, lo hizo con total consciencia y resistió para plantarse en la final de la Eurocopa por la puerta grande.
A la ‘baby’ España solo le queda un partido. El más grande. Y tiene unas ganas tremendas de ganarlo. Que tiemblen.
