Los goles de Quim Junyet y Marc Guiu le dieron a España el triunfo por 2-1 ante Japón, para colocarse en cuartos de final de la Copa Mundial sub-17 de la FIFA Indonesia 2023. Foto: Twitter @SEFútbol
Los goles de Quim Junyet y Marc Guiu le dieron a España el triunfo por 2-1 ante Japón, para colocarse en cuartos de final de la Copa Mundial sub-17 de la FIFA Indonesia 2023. Foto: Twitter @SEFútbol

La Rojita sub-17, cuartofinalista del mundo

Fútbol Héctor Alcaraz noviembre 20, 2023

España se ha colocado entre las mejores ocho selecciones sub-17 del mundo. El equipo de José Lana ha vencido a Japón por 2-1, en los octavos de final de la Copa del Mundo de la categoría, disputada en Indonesia. En un partido donde la igualdad prevaleció, sólo los goles de Quim Junyet y Marc Guiu, ya en el complemento, pudieron desnivelar. Antes del descanso, Gaku Nawata había establecido el 1-1 transitorio para el elenco manejado por Yoshiro Moriyama.

España, dominadora en el arranque

Los primeros compases del encuentro fueron los de una selección que demuestra sus credenciales como favorita para llevarse la Copa del Mundo. Era la España más agresiva, con jugadores bien comprometidos al pressing tras pérdida, que cuando recuperaban ponían de manifiesto aquello de que ningún ser humano corre más rápido que la pelota. Las continuas ocasiones de gol coronaban un juego de pedrería desde su iniciación. Parecía que las dudas del encuentro ante Uzbekistán quedaban atrás.

En ese contexto de partido, España iba a encontrar la apertura del marcador a los 10’, en una proyección de Dani Muñoz por izquierda. Muñoz arrancó desde el medio con pelota contralada y Quim Junyet, visualizando sus posibilidades de entrar en la ecuación, atacó el espacio en profundidad. Muñoz buscó a Marc Guiu, quien, no obstante, no pudo controlar, pero la suerte estuvo del lado de España y fue Junyet quien recolecto la pelota suelta para cortar hacia el medio, desparramar a Keita Kosugi y cruzar a Wataru Gotu. 1-0 y España plena.

La relajación, mal endémico del fútbol español

En la época contemporánea ha habido veces que España se siente tan dominadora, tan cómoda, tan a gusto, que le da por hibernar un rato. Esa relajación ya le ha costado disgustos al fútbol español, algunos de ellos en forma de eliminaciones de grandes justas, ya no sólo a nivel absoluto, sino que también en categorías con límite de edad.

Pues bien, el fantasma de la autocomplacencia a punto estuvo de volver a aparecerse en Surakarta, con una Rojita que dejó de hacer las cosas que tan superior la hacían ver y unos Samuráis que encontraron en la sociedad Nawata – Sato su principal baza para herir a España. En esa tesitura, Japón iba a encontrar el empate justo antes del descanso. El propio Nawata controló en la corona del área, se giró y sacó un golpeo seco, que entró a media altura, ajustado al palo izquierdo de Raúl Jiménez. Golazo y ahora el amo y señor del match era Japón.

Oyono y Paulo Iago, protagónicos en el complemento

José Lana agradeció la llegada del descanso. Y lo hizo ya no sólo por el alivio que representaba enfriar a una Japón ascendente, sino porque iba a tener más tranquilidad para intervenir. Lana le dio protagonismo al físico predominante de Igor Oyono y la clase de Paulo Iago. Para el cuadro de Moriyama fue todo un galimatías defender las cabalgadas del futbolista del Villarreal y, al mismo tiempo, pensar en contrarrestar el tempo del metrónomo madridista. Si a esas dos irrupciones agregamos las apariciones de Marc Guiu, tenemos un cóctel muy nocivo para Japón.

La hora del killer

Cuando el encuentro se hacía adulto en Surakata, el asesino de la historia iba a hacer su aparición en un thriller que ya apuntaba a la prórroga. En un duelo en el que había estado carente de brillantez, lo de Marc Guiu nunca quedó por falta de voluntad, y ya cuando se acercaba la sombra del epílogo, el premio le iba a llegar al atacante del FC Barcelona.

Aprovechando una asistencia delicatessen de su socio blaugrana, Quim Junyet, Guiu estableció el 2-1 con una definición que nada le pidió en virtuosismo al pase que la antecedió. Guiu hizo gala de una templanza digna del killer más calmo de Hollywood, para controlar, presentarse ante Goto y colocarle la pelota a su mano izquierda, acariciándola con el borde interior diestro.

La calma prevalece

Tras el breaker de Guiu, la Rojita iba a aplicarle a la número cinco todo el hielo que le había faltado en la conclusión del primer acto. De esta manera, los minutos se fueron desvaneciendo mientras la pelota corría tranquila de un lado para otro, bajo custodia española. Con el silbatazo final, la satisfacción de un equipo que aguardará en cuartos de final por la ganadora del choque entre Estados Unidos y Alemania. El trofeo de campeones del mundo comienza a ser visible en el horizonte para un fútbol español cuya única asignatura pendiente es precisamente la obtención de un Mundial sub-17.


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