La mañana del martes, Noah Lyles dio positivo por Covid. Sí, aquello que parece lejos, que nos suena ya prácticamente a historia, pero que ha seguido presente en estos Juegos Olímpicos, pese a que obviamente, a menor medida que en Tokio 2021 donde varios atletas se quedaron sin poder competir incluso habiendo aterrizado ya en Japón. Entre ellos, Jon Rahm, el golfista español.
Pero pese a su positivo, Lyles se va de París con una medalla de oro en 100 metros y un bronce en 200. Unos números más que positivos, pese a que en la cabeza del norteamericano estaba tratar de ganar tres medallas de oro. Y es que tras ganar la carrera de los 100 metros lisos, era sin duda el gran favorito para la final de los 200, pero mermado por su salud, tuvo que conformarse con el bronce.
Es más, tras la carrera, el atleta tuvo que abandonar el estadio en silla de ruedas ante la dificultad por mantenerse en pie. En el suelo, y sin poder prácticamente moverse tras terminar la carrera, Lyles empezó a notar con muchos problemas para respirar. Algo que llamó la atención, y más cuando minutos antes se le vio esperando a entrar en la pista con una mascarilla.
«Primero quiero agradecer a Dios por haberme ayudado a superar todos estos Juegos Olímpicos. En segundo lugar, quiero felicitar a Letsile Tebogo y Kenny Bednarek y a todos los demás por una increíble final olímpica de 200, y finalmente quiero agradecer a todos por los mensajes de apoyo. Creo que este será el final de mis Juegos en 2004. No son los que soñé, pero me han dejado con mucha alegría en el corazón y espero que todos hayan disfrutado del espectáculo» comentaba Lyles.
Y es que tal fue la situación que vivió el americano, que comunicó su renuncia en el relevo 4×100. Porque en París, el seis veces campeón mundial se topó con el peor aliado de un atleta y en el momento clave de la temporada. Aun así, Lyles se puede ir con la cabeza bien alta y con el convencimiento de haber vuelto a demostrar una vez más, que es el hombre más rápido del mundo.
