Olympiacos pega el zarpazo definitivo en el Palau y deja al Barça sin Final Four
Un Palau Blaugrana absolutamente lleno. Una olla a presión con una temperatura que no paró de subir durante toda la noche. Donde absolutamente todo se celebraba y protestaba. El día lo requería. El Barça se jugaba la vida. Solo le valía ganar al conjunto azulgrana si quería estar en la Final Four de Berlín y seguir soñando con la tercera corona de su historia. Algo, que tendrá que esperar como mínimo una temporada más.
Olympiacos asaltó el Palau y repitió lo mismo que dos horas antes había logrado Fenerbahçe, pero que nunca nadie había conseguido. Ni más ni menos que ganar un quinto partido fuera de casa en un Playoff de Euroliga y meterse en Final Four. Quizás el destino estaba escrito, pero el final fue duro, muy duro para la parroquia azulgrana, que durante muchos minutos vio muy cerca estar entre los cuatro mejores de Europa.
En un partido con porcentajes de acierto muy bajos, y donde el físico y la defensa iban a ser claves para llevarse el encuentro, el Barça encontró la fórmula para hacer daño a un Olympiacos que no lograba encontrarse cómodo sobre la pista en los primeros minutos. El poco acierto al inicio del partido permitía al Barça ponerse con una ventaja que sabría guardar durante muchos momentos.
El parcial de 8-2 tuvo que ser parado por un Bartzokas que no quería que su rival se escapara en el marcador. Surtió efecto y en la siguiente jugada Papanikolau anotaba un triple que se iba a convertir en la tónica habitual del partido. Un constante toma y daca entre ambos equipos sin que nadie lograra romper el encuentro para un costado u otro.
La primera mitad terminaba con color azulgrana. Intensidad, sacrificio y una lucha por cada balón. Digno de admirar. El Barça ganaba 27-25, pero todavía quedaban 20 minutos por delante. Dos cuartos que iban a ser largos, muy largos. Nadie iba a regalar absolutamente nada y el objetivo de la Final Four estaba más cerca, y a la vez más lejos para Barça y Olympiacos.
Los de Grimau lograron ir siempre por delante en el marcador hasta el ecuador del último periodo, cuando los griegos lograron mandar por primera vez. Pero como si alguien vestido de rojo y blanco hubiese escrito esa historia antes de empezar, el partido empezó a complicarse para el Barça. Ya lo dijo Satoransky en la previa, «todo tiene que salir bien para ganar». Y no fue así.
El feudo azulgrana cantaba y alentaba sin cesar. ‘El Barça es la nostra vida’ sonaba con más fuerza que nunca. Cada ataque de Olympiacos era una constante sinfonía con música de viento que hacía que el Palau ardiera. A falta de 3 minutos el partido estaba empatado a 49. La balanza tenía que caer de un costado u otro. Cualquier pequeño detalle iba a marcar la diferencia. Pero… ¿Se acuerdan de aquella historia que ya estaba escrita por un griego que vestido de rojo y blanco? Pues eso.
Mckissic anotaba un triple que ponía +3 a Olympiacos, en la siguiente acción bandeja para el+5, y de nuevo triple de Papanikuolau para colocarse a 8. Ahí, el partido empezaba a ponerse negro para el Barça. Los segundos iban corriendo, el tiempo se iba acabando y el banquillo griego ya celebraba la victoria. Al final, 59-63 a favor del equipo de Bartzokas que volverá a estar de nuevo en la F4 y que deja tocado a un Barça que deberá levantarse lo más pronto posible para afrontar el tramo final de temporada y luchar por la Liga Endesa.