Se acabaron los Juegos Olímpicos de París 2024 y al Comité Olímpico Español (COE) le toca hacer balance de lo conseguido en la capital parisina. De entrada, España se plantaba en la capital parisina con ánimo de romper su récord de medallas, las 22 cosechadas en Barcelona’92, pero finalmente se ha quedado lejos de ese registro terminando 15ª en el medallero global con 18 metales, uno más que los cosechados en Río 2016 y Tokio 2020 (2021).
La decepción es notable. Pese a las grandes expectativas antes de iniciar estos Juegos, lo cierto es que España parece estar estancada en el medallero. Las 18 medallas conseguidas en París (5 oros, 4 platas y 9 bronces) ponen en entredicho el modelo deportivo, especialmente en materia económica, donde las inversiones públicas y privadas brillan por su ausencia o por su precariedad.
Pese a éxitos como los del saltador Jordan Díaz o los marchistas María Pérez y Álvaro Martín, muy atrás, demasiado, quedan las 22 medallas de Barcelona 1992, donde se hizo una inversión en deportes sin precedentes. Eso se tradujo en el mejor resultado de la historia del país hispánico, pero desde entonces no se ha conseguido repetir un hito similar.
El plan ADO (Asociación de Deportistas Olímpicos) sirvió para que muchos atletas pudieran centrarse en sus respectivas disciplinas con el apoyo económico estatal, luego se volvió a la realidad.
En ese ciclo olímpico se invirtieron casi 80 millones de euros, pero desde entonces esas ayudas han disminuido notablemente, dejando a los deportistas sin los recursos necesarios para prepararse y poder competir.
Sin inversión, la profesionalización de los deportes es casi nula. Dicho de otra manera, el deporte en España es amateur, especialmente en los deportes minoritarios. La inversión destinada al deporte asciende a 375 millones de euros, una cifra inferior a países vecinos como Francia o Italia.
En China, una de las grandes potencias en el medallero, aprovechó el incremento de su PIB para financiar masivamente su deporte. Hay ayudas estatales de identificación y desarrollo de talentos a edades tempranas y se han incrementado el número de academias deportivas que trabajan con jóvenes subvencionados.
En el Reino Unido se creó una agencia deportiva que canaliza los fondos de la Lotería Nacional para formar atletas de élite, además de recibir también una ayuda estatal que no se ha visto reducida. En Italia se han cambiado leyes para favorecer la inversión privada en el deporte y eso se ha traducido en excelentes resultados, dado que se complementa a las habituales ayudas públicas. En Francia invirtió en sus Juegos un dineral destinado a romper su récord de medallas, algo que se logró holgadamente con la consecución de 63 medallas, 16 de ellas de oro.
A corto plazo, España no tiene ningún plan estratégico previsto para la profesionalización del deporte. Alejandro Blanco, exjudoca y presidente del Comité Olímpico Español desde 2005, pidió una reformulación para desarrollar atletas de élite, aunque de momento todo parece que seguirá de la misma manera. Enlazando decepciones.
