Era el gran favorito en la prueba de 400 estilos y se colgó su primer oro Olímpico destrozando a sus rivales y la mejor marca olímpica del mismísimo Michael Phelps. Léon Marchand ya es el nuevo ídolo de Francia y busca convertirse en el nuevo icono de la natación mundial en París.
Lo logrará con actuaciones como la protagonizada en la carrera de 400 estilos, ganando con casi seis segundos respecto a su inmediato perseguidor, el japonés Matsushita. Fue tal el rugido del ‘León’ que hasta se cargó de un plumazo el récord olímpico del ‘Tiburón de Baltimore’, establecido en los Juegos de Pekín 2008.
Phelps ya escenificó el relevo generacional levantando el puño de Marchan en el Mundial de 2023 y el francés asumió esa presión con naturalidad. La leyenda del estadounidense es imbatible, pero sus récords, no. Precisamente eso es a lo que va el galo en estos Juegos de París.
Marchand posee una combinación genética perfecta. Su padre Xavier, fue olímpico dos veces (1996 y 2000), llegando a ser subcampeón del mundo de 200 estilos. Su madre, Celine Bonnet, también fue nadador y compitió en Barcelona 1992. Su tío Christophe también participó en los Juegos del 92 y los de Seúl 88 en la disciplina de estilo libre.
Todo ese conocimiento ha sido heredado por Léon, quien a los 22 años ya tiene esa aura de los grandes. Y eso que se desvió dos años de la natación para probar en rugby o judo al opinar que el agua de las piscinas le parecían demasiado frías. Duró poco ese periplo para regresar al líquido elemento.
Se formó en los Delfines de Toulouse, uno de los centros de mayor prestigio de Francia, y luego se fue a estudiar a la Universidad de Arizona State por un motivo clave: ponerse bajo las órdenes de Bob Bowman, el entrenador de Michael Phelps.
En 2021 le envió un e-mail con intención de ser su pupilo. En aquel entonces, Marchand era un pipiolo de 19 años con alguna buena marca, mientras Bowman era ya el técnico más prestigioso del mundo tras ser parte de la leyenda de Phelps. Tras investigar un poco, el peparador aceptó entrenar al francés y la historia no ha podido salir mejor.
“A veces Bob me dice que Michael habría logrado tal tiempo o tal otro. Lo comparo conmigo, aunque no sea lo mejor. Pero me motiva. Tengo curiosidad por saber esas cosas”, comentó Marchand en declaraciones a Olympics.com. “Me dijo que me parezco porque soy capaz de darlo todo sin importar las circunstancias. Si no duermo bien o he tenido un mal día, puedo ser consistente en el entrenamiento”, añadió.
Bowman sabe que tiene entre manos a un nadador excepcional. Le dio mimo, lo pulió y tras Mundiales y europeos ahora está sobresaliendo en París, en unos Juegos Olímpicos.
Al oro conseguido en los 400 estilos, se le sumaron otros dos; en los 200 mariposa y en los 200 braza. El segundo oro en París llegó con una remontada espectacular al húngaro Kristof Milak, que le llevaba medio cuerpo de ventaja y acabó superando en los metros finales para desatar la locura en la grada de La Défense Arena. Otro récord olímpico.
“Fue una de las mejores carreras de mi vida”, comentó Marchand, que en menos de dos horas después conquistaría otro primer puesto olímpico en los 200 braza. Allí no tuvo rival y ahora va a por el póker de oros en París en los 200 estilos, algo de la magnitud que únicamente podía alcanzar Michael Phelps.
Marchand es la estrella que pone en pie a París, un nuevo ídolo de la natación mundial,
