Pep Guardiola: 53 años de puro fútbol

Josep Guardiola i Sala (Santpedor, 18 de enero de 1971) cumple 53 años, y lo hace de la manera más dulce: disfrutando y haciendo disfrutar de un fútbol portentoso. El preparador catalán ha llevado al Manchester City al mejor momento de sus 143 años de historia, ya no sólo por la obtención de su primera Copa de Europa, ni por el trébol ni por los cinco títulos de 2023, sino por las maneras, las esencias que desprende su equipo en el césped.

Esa manera de sentir el juego comenzó a absorberla desde bien pequeñito en su natal Santpedor, cuando jugaba en la plaza del pueblo con sus compinches, y a ponerla en práctica durante su progresión por las categorías inferiores del Gimnàstic de Manresa y del Futbol Club Barcelona, donde Johan Cruyff vio en el novel Pep un diamante en la manera de interpretar el juego. Por eso lo hizo debutar un 16 de diciembre de 1990, en una victoria por 2-0 frente al Cádiz en el Camp Nou.

Pese a su juventud, el Noi de Santpedor rápidamente fue ganando enteros en un equipo histórico y de históricos, tan es así que fue pieza importante en la consecución de la primera Copa de Europa del club, la del gol de Ronald Koeman frente a la Sampdoria del miércoles 20 de mayo de 1992. Una consagración individual y grupal que se produjo en el escenario más imponente del fútbol europeo: Wembley.

Como es natural en cualquier carrera, Guardiola tuvo sinsabores durante su camino, como la Final de la Copa de Europa de Atenas, en la que el Barça se sentía favorito, pero terminó siendo un muñeco de trapo en las manos del Milan de Fabio Capello. La noche de los goles de Daniele Massaro, por partida doble, Dejan Savićević y Marcel Desailly quedará para siempre como el Waterloo del Dream Team, pero no como el de Guardiola, que aquel 18 de mayo aprendió del Milan lo que era la crueldad. Lección dura, pero muy útil.

El otro gran contratiempo de su carrera se lo llevó durante su estancia en la Roma, curiosamente con Capello como entrenador. El catalán dio positivo por nandrolona tras un derbi ante la Lazio, durante la primera vuelta la temporada 2001/02, por lo que fue suspendido cuatro meses, multado por 2.000 euros y sentenciado a siete meses de prisión, condena a la que, eso sí, no iba a verse sometido. La inocencia de Guardiola se demostraría en 2007, cuando el Tribunal de Apelación de Brescia le absolvió de toda culpa.

Discípulo de Cruyff desde el vientre, Guardiola se convirtió en el jugador más rápido del mundo. Sí, el más rápido de mente, que es donde cuenta la velocidad. Como lo explica Paco Seiruŀlo: para correr, cualquiera; para decidir, no todos. Claro que para tener esa capacidad de resolución hay que saber interpretar el juego. Y Guardiola veía desde el césped como si lo hiciera desde el palco, por eso, ya en su última experiencia como jugador, el verdadero entrenador de Dorados de Sinaloa era él y no Juanma Lillo.

Ya como entrenador, sus cuatro cursos en el Barça son la convergencia de todo lo que aprendió bajo el mando de todos sus entrenadores, pero sobre todo el potenciamiento del Cruyffismo. Messi, Xavi, Iniesta, Alves… al margen de los nombres, ese Barça de Guardiola elevó el juego a la potencia jamás vista. Lo que cualquier equipo de la historia habría querido jugar, pero lo que nadie -salvo él- pudo desarrollar porque sólo Guardiola se lo imaginó.

Tan grande fue el alud de juego del Barcelona entre 2008 y 2012 que Pep Guardiola se volvió tendencia de la época, al grado de que para la temporada 2013/14 un club como el Bayern München, tan robótico y encorsetado a su filosofía histórica, quiso tener acceso a un espectro de colores más amplio con el fichaje del catalán. Sin embargo, los resultados (no ganar la Copa de Europa en tres cursos) no acompañaron al de Santpedor, quien se tuvo que ir del Allianz Arena menospreciado por las leyendas del implacable club bávaro.

Ya en el Manchester City, Guardiola no sólo logró la revolución del club, sino de un fútbol inglés también muy apegado a lo suyo desde su fundación. Finalmente, siete temporadas después de su arribo al Etihad Stadium, Pep ha conseguido lo que tanto se le pedía: canalizar lo estilístico en la obtención de una Copa de Europa.

Condecorado hace unos días como el mejor entrenador del año en la Gala The Best, Josep Guardiola i Sala cumple 53 años, durante los cuales ha rendido tributo al juego a través de todas sus etapas. Eso sí, su influencia como entrenador y pensador es tan grande que, habiendo sido un maravilloso centrocampista, casi nadie se acuerda del Pep Guardiola jugador.