Terremoto en Red Bull: Newey, decidido a irse
Cuando muchos pensaban que lo más reseñable de la semana previa al GP de Miami de Fórmula 1 era la decoración azul que prepara Ferrari, el verdadero terremoto llegó de la mano de Red Bull. Después del estallido del ‘caso Horner’ y de las tiranteces con Helmut Marko que airearon la guerra de poderes interna en el equipo austríaco, llegó la bomba definitiva que amenaza con generar un nuevo seísmo en la formación ubicada en Milton Keynes.
A tenor de las informaciones publicadas por varios medios, Adrian Newey, el gurú aerodinámico de la Fórmula 1 y padre del dominante Red Bull que pilota Max Verstappen, estaría decidido a abandonar el equipo y renunciar al año que le queda de contrato (vence a finales de 2025).
Al parecer, el dinero no sería la motivación de Newey por marcharse de Red Bull. Equipos como Aston Martin habían intentado seducirlo tirando de chequera, pero lo que realmente habría convencido al prestigioso ingeniero británico sería las luchas de poder que se viven en el seno de la escudería de Milton Keynes.
La marcha de Newey no se produciría antes de finales de 2024, por lo que todo apunta que seguirá ligado a su actual equipo hasta el final de la presente temporada. No obstante, significaría un contratiempo importantísimo dada la incidencia que tiene a la hora de desarrollar los nuevos monoplazas de Verstappen y Checo Pérez. Es por ello que al inglés le sobran opciones de futuro, pues tiene una larga cola de pretendientes dispuestos a ficharle casi a cualquier precio.
El salario del actual ‘gurú’ de la Fórmula 1 ronda los diez millones de libras, una cantidad importante y que obligará a un esfuerzo a quien quiera hacerse con sus servicios. Aston Martin, Ferrari, McLaren o Mercedes estarían encantados de poder contar con él, aunque ahora mismo todo son especulaciones sobre el futuro del mejor ingeniero aerodinámico de las últimas décadas.
Antes de dibujar los Red Bull ganadores de Sebastian Vettel y Max Verstappen, Newey diseñó el Williams que ayudó a Damon Hill a ganar el campeonato del mundo de 1996. Luego pasó por McLaren, donde también tuvo éxito al crear los monoplazas con los que ganó el título Mika Hakkinen en 1998 y 1999, para finalmente desembarcar en Red Bull y ser uno de los arquitectos para conseguir seis coronas de constructores y siete de pilotos.
