Su enfoque únicamente en el golf es la virtud máxima del número uno del mundo, Scottie Scheffler. | Fuente: Imago – John Angelillo.
Su enfoque únicamente en el golf es la virtud máxima del número uno del mundo, Scottie Scheffler. | Fuente: Imago – John Angelillo.

Scottie Scheffler se alza con el Masters de Augusta

Golf Héctor Alcaraz abril 15, 2024

Scottie Scheffler lo volvió a hacer. El estadounidense se ha convertido en el decimoctavo golfista en ganar el Masters de Augusta dos veces, y el primero en conseguirlo en un periodo de tres años, luego de que Bubba Watson se pusiera la chaqueta verde entre 2012 y 2014. Scheffler, el metódico del golf, suma este título al Arnold Palmer y al TPC en lo que está siendo un gran año para él.

Scheffler lidera el ranking mundial del golf, pero no es cualquier número uno, sino alguien que prioriza el juego por sobre todos los demás aspectos. No le gustan los reflectores, ni la farándula ni los comerciales llenos de efectos visuales. Es más bien un número uno de perfil bajo e idilio profundo con el juego. “Es la manera que tengo de centrarme en lo que tengo que estar. No sé hacerlo de otra manera”, así explica su personalidad el ya dos veces campeón en el Augusta National.

Parte de la magia del de Ridgewood está en su mentalidad. En este sentido, Scheffler gobernó a su gusto este Masters, sobre todo en la ronda final, donde no soltó el mando en ningún momento. Partía un golpe por encima de Collin Morikawa, un jugador que ya tiene un British y un US Open, pero que nunca fue pieza de cuidado gracias a la inmutabilidad de Scheffler. Morikawa colideró un par de hoyos, pero hasta ahí. Después de su birdie en el hoyo ocho, se convirtió en un compendio de errores.

Realmente, el que dio más problemas fue Ludvig Åberg, el golfista sueco de 24 años que ya ganó una Ryder Cup antes de competir en su primer grande y que parece una apuesta muy interesante a corto – mediano plazo. Sin embargo, Scheffler es mucho golf y sin variar un ápice su estilo, pudo erigirse campeón con sus tres birdies en el día final. Una hazaña que premia al mentalismo de Scheffler y a su manera de sentir el juego tan a la clásica.

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